viernes, 16 de octubre de 2009

Mi mundo


Hoy es un día especial en mi mundo. Es difícil de explicar para alguien que no me conozca realmente. Y digo “realmente” con toda la contundencia de esa palabra, porque hay mucha gente que sabe quien soy, gente que me ha tratado, o me trata, gente que me conoce, gente que sabe como soy, y gente que está cerca de mi. Pero ¿conocerme realmente? Puedo contarlos con los dedos de una mano y me sobran dedos. No es culpa de los demás, es que yo soy muy cerrado, y es muy difícil entrar dentro de mi mundo.

Pero estoy divagando. Dentro de mí hay un mundo donde sueño a todas horas y donde llevo viviendo más tiempo del normal. Pero me encanta. Para que entendáis de que hablo os tendría que llevar a vuestra infancia. Cuando de niños os quedabais pensando en las musarañas, imaginando cualquier cosa. Vuestro padre, madre, profesor o profesora, os decía: “ey niño, baja de las nubes”. Ahí lo tenéis. Ese es mi mundo. Vivo constantemente en ellas, y explicaros todo lo que allí vivo, todo lo que imagino, lo que me cuentan allí, o lo que invento, llevaría mucho, mucho tiempo. A través de mis letras y mis escritos podéis conocer algo de él. Pero solo es la punta del iceberg.

Hace un tiempo que en mi mundo todo estaba oscuro. Estaba en un cuarto gris, lleno de cuadros de cosas que me atormentaban, de muebles rotos y madera hinchada por la humedad. Una puerta se me había cerrado y estaba dentro, asfixiándome.

Pero hoy, hace unas horas, alguien me ha abierto una ventana, y me ha tendido una mano para que saliese de allí. Era yo mismo. Me he ayudado a salir por la ventana de aquella habitación, y una vez fuera me he sonreído y me he mostrado un gran camino que teníamos delante. Pero yo he intentado mirar por la ventana, para ver lo malo que dejaba atrás. Entonces, “mi otro yo”, entre sonrisas, me ha echado un poco para atrás. De pronto se ha levantado un muro como por arte de magia, y sobre los ladrillos “mi otro yo” ha dibujado nubes. Nubes blancas sobre un cielo azul. Y en el centro del muro, encima de las nubes, ha dibujado una enorme zapatilla blanca. Una bamba.

He mirado el dibujo, me he reído y me he mirado a mi mismo. Ya no podía mirar hacia las cosas malas que había dejado atrás. Sólo podía mirar hacia delante. Y frente a mi había un camino. Un camino que se dividía en muchos caminos. Como una rama de un árbol sin hojas. Todas esas ramificaciones, todos esos caminos tenían un pequeño letrero con una palabra. Algunos iban por solitario, algunos se encontraban con otros caminos, incluso había algunos que se entremezclaban de formas extrañas con muchos otros caminos. Pero absolutamente todos llevaban al mismo DESTINO. Sólo cambia la forma de llegar a él.

Antes de invitarme a elegir un camino, “mi otro yo” me ha dado un regalo, o mejor dicho, dos. Uno para mí y otro para otra persona. No diré que me ha dado, primero para que no me toméis por loco, más de lo que ya lo estaréis haciendo los que no me conocéis realmente, y segundo porque prefiero guardármelo para mí.

Y así, con la vista clavada hacia delante, me he puesto en el comienzo de mi camino. Ahora voy a caminar, sin miedo a nada. Una nueva vida comienza.

Os veré por el camino.

Hasta pronto.

domingo, 4 de octubre de 2009

Alberto Pérez


Y para terminar con esta pequeña presentación de mis compañeros de batalla, Alberto, el 5º UVE.

A él le debemos muchísimas cosas. No lo veréis encima de un escenario, pero os puedo garantizar que su aporte es tan importante como el de cualquiera de nosotros. Saber que lo tienes cerca proporciona muchísima seguridad. Nos ha salvado el culo en infinidad de ocasiones, y ha hecho que el sonido de la banda en directo esté a un nivel mucho superior al que estaba. Eso si, a su ritmo…

Siempre liado con mil historias, y otras tantas que le vamos pidiendo, él se lo toma con relax, se enciende un verde… y calma. El cabrón te suelta perlas del estilo “hoy no llevo tema, hoy no sonaréis de puta madre”. Que crack.

Es el miembro más reciente de la banda y aún no he compartido tantas cosas con él como con los demás, pero espero que esto se arregle con muchos años de convivencia.

Si tuviese que resumir en una palabra lo que me transmite, sería: TRANQUILIDAD

Nenes y nenas, detrás de los controles, un puto genio, con todos vosotros Alberto Pérez.

P.D.: sorry por la foto, no teníamos un momento mejor xD