Manu Egido

Grande, muy grande. Físicamente y como persona. Siempre digo que lo mejor que he hecho por el grupo fue meterlo a él. Ya no sólo por su dedicación a la música, o por su pasión en directo, sino sobre todo por crear el buen rollo que crea.

Bromista incansable, puedes tirarte hasta las tantas de la mañana de risas con él. Una vez más le diré que si se cansa de la música vaya a echar un currículum a Buenafuente, porque lo enganchan seguro.

Sin duda alguna es con quien más semejanzas guardo en cuanto a pensamiento y forma de ser del grupo. Complicidad. Fue mi compañero de muchas jaranas, y aún nos recuerdo con mucho cariño… saliendo borrachos perdidos de los bares, empalmando para ir a trabajar, jurando que nunca más. Al jueves siguiente ya estábamos de nuevo camino de Alicante. “Una birra y otra, y otra, y otra birra más”.

Ambos hemos dejado trabajos por perseguir nuestro sueño, y no nos arrepentimos. Nos llamaron locos por hacerlo. Puede que si, pero así somos. En la memoria de los dos está aquella noche en la puerta de Cardenal, hablando con un chaval que pretendía decirnos como teníamos que vivir la música. Ese chaval, después de 5 años, todavía no ha grabado ni una maqueta. Nosotros llevamos 3 discos y más conciertos a las espaldas de los que él jamás podrá soñar. El tiempo pone a cada uno en su lugar, quiero pensar.

Pese a su imponente apariencia es un buenazo de mucho cuidado. Tal vez tenga las mismas debilidades que yo, y que no pienso desvelar, por supuesto. En cuanto llega a un sitio se convierte en el centro de atención debido a su humor y lo llano que es. Es un tío que sin duda se hace querer.

¿Lo habéis visto en directo? Impone, desde luego. Es un todoterreno de los escenarios. Su clásica pose con las piernas abiertas al máximo y el bajo por los tobillos es una seña de identidad. Un terremoto en directo. No para ni un segundo. En que mala hora se compró el inalámbrico. No se las veces que nos hemos golpeado, o mejor dicho, me ha golpeado con el bajo. Al final acabas desarrollando ciertos reflejos. No sólo tienes que estar pendiente de la respiración, de la entonación, la letra (uff… la letra…), animar al público, movimientos, sino que además… “cuidado, que viene Manu. Esquivar. Vale, seguimos”.

Es también un conductor incansable. Le gusta conducir. A nuestras espaldas están la mayoría de los kilómetros que hemos hecho con uVe, pero él me gana de lejos. Y muchas, muchas horas de risa en la carretera con él. “Ya están aquí”, luces de otros coches hablándole, personas que se lanzan a la autovía, llamadas de un móvil a otro “Carolineee!”, red bull a saco, y otras tantas. Secretos de carretera.

All rice, Manuel, All rice.

Una palabra que englobe lo que me hace sentir, este es el más difícil, porque estoy entre muchas, pero creo que sería: SANGRE.

Todo arroz, al bajo, ex luchador de Kick Boxing, con 90 y tantos kilos de puro rock and roll, señoras y señores, Manu Egido!!!