Joakín Tortosa

Al ver la foto de la publicación anterior, me han surgido muchos muchos recuerdos. Y todos relacionados con ese animal que tengo al lado. Animal con cariño, sólo hay que verlo detrás de una batería.

Gracias a él estoy en un grupo de rock, él me lo ofreció hace ya unos 9 años. Nos conocimos en una carrera donde no pintábamos nada, y enseguida nos hicimos buenos amigos. Dejamos de asistir a las clases y empezamos a asistir a los ensayos. Al principio nuestros gustos eran un poco distintos, dentro del rock por supuesto. Recuerdo con mucho cariño cuando empecé a dejarle cd´s de grupos como Deftones (sus favoritos), Slipknot (le daban miedo) o Sepultura (tardó como 4 años en devolverme el “Roots”, y hay foto del momento).

Al principio todos estábamos aprendiendo, pero él siempre destacó. Su necesidad de superarse y lo cabezón que es le han llevado a ser, para mi, uno de los mejores baterías de este país. Que coño, para mí él mejor. Tenerlo detrás es como llevar un as en la manga. El Tatxin creó un monstruo. Animal, espectacular y genial. Los demás baterías le felicitan por su groove, yo no se que mierda es eso, pero si tiene que ver con un par de baquetas seguro que lo borda.

Me flipa que sigamos coincidiendo tanto en la forma de ver la música y la dirección que queremos seguir. Siempre me he sentido un poco como el loco que lo va liando en proyectos sin cabeza, y él se deja llevar, por un lado porque tiene que cuidarme, y por otro porque confía en mí. Con él un viaje de 4 horas se puede convertir en una agradable conversación que se te pasa volando. Siempre de co-piloto.

Loco, por supuesto. Dime un batería bueno que no lo esté. Llegar con él a cualquier lado y verlo tocar es todo un orgullo. Ensayamos en forma de cuadrado, mirándonos los unos a los otros. Yo lo tengo a él enfrente, y muchas veces se me va la letra porque me quedo embobado mirando como toca. Otras veces se me pira la bola porque se inventa las partes como si nada. Hace lo fácil difícil, y para disculparse dice que nos pone a prueba. Que cabrón.

Es de lejos la persona con la que más años de mi vida he compartido, sin contar a mi familia claro. Por eso me tiene más que calado. Y no tiene que decirme nada. Cuando meto la pata en algo, él me mira, y yo se que lo sabe, pero no me dice nada. Él sabe que me doy cuenta y me arrepiento. Ninguno de los dos hemos abierto la boca, pero acabamos de decírnoslo todo.

Si resumo en una palabra lo que me hace sentir sería: ORGULLO.

Un grande del rock de nuestro país, señoras y señores, Joakín Tortosa.